En un mercado cada vez más consciente de la salud y la sostenibilidad, el tigernut (tubérculo de la planta Cyperus esculentus) ha emergido como un ingrediente natural con potencial transformador para marcas de alimentos funcionales. No es solo una moda pasajera: según la European Food Safety Authority (EFSA), más del 67% de los consumidores europeos están dispuestos a pagar un precio premium por productos que contengan fibra dietética de origen natural —y aquí es donde el tigernut se posiciona como líder.
El tigernut contiene hasta 45 g de fibra por 100 g, superando incluso al avena y al chía. Además, ofrece una excelente fuente de vitaminas E (2.5 mg/100g), magnesio, potasio y antioxidantes naturales como el ácido ferúlico. Estudios publicados en la revista Nutrition Research (2023) muestran que su consumo regular mejora significativamente la microbiota intestinal, reduciendo inflamación y apoyando la digestión —un hallazgo clave para el mercado de alimentos prebióticos.
Los fabricantes de snacks, cereales y bebidas vegetales ya lo utilizan en múltiples formatos:
La industria global de alimentos funcionales está proyectada a alcanzar los USD $280 mil millones para 2026 (Fuente: Grand View Research). El tigernut, con su perfil nutricional sólido y baja huella ecológica, se convierte en una opción estratégica para proveedores que buscan diferenciarse en mercados exigentes como Alemania, Reino Unido y Canadá.
¿Qué hace que este tubérculo destaque frente a otros superalimentos? Mientras que el quinoa requiere condiciones agrícolas específicas, el tigernut puede cultivarse en suelos pobres y con menor uso de agua —una ventaja competitiva clara para empresas comprometidas con la sostenibilidad.
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